J. Enrique Millo. Secretario general de Acción Exterior. Junta de Andalucía

El fracaso de «LA CRIDA de Puigdemont»

Crida Nacional de Puigdemont

El fracaso de «LA CRIDA de Puigdemont» está cantado, y el referéndum de autodeterminación no será la solución. Efectivamente, la aspiración de la independencia para Cataluña es legítima, pero debe defenderse dentro de los cauces y reglas de juego establecidos para todos en democracia. Puigdemont se cree usufructuario de la voluntad de todos lo catalanes, pero ni tan siguiera representa a la mayoría de ellos.

Es conocido por todo el mundo que nuestro marco legal vigente no permite que una Comunidad Autónoma decida unilateralmente si continua formando parte de España o no, ya que la soberanía nacional reside en el conjunto del pueblo español, y no hay competencia para realizar un referéndum de autodeterminación o de independencia.

Pero a parte de esa consideración, que en si misma ya invalida ese camino unilateral y deja claro que se requeriría una modificación previa de la Constitución para poder llevar a cabo ese referéndum, existe otra razón que, en mi caso y como catalán que soy, me posiciona en contra de un referéndum de independencia..:

No se puede afirmar que votar esa aspiración legitima es imposible, ya que llevamos 40 años votando en España, siempre se han podido votar todas las opciones.., también las independentistas, y nunca la suma de los votos a partidos independentistas ha superado el 50% del total de los votos emitidos.

¿Por qué estoy en contra de un Referéndum de independencia por definición?

Porque esa vía no nos llevaría a solución alguna mas que a generar mas enfrentamiento y división social entre catalanes. Es muy evidente que existe un problema político y social de fondo sobre este asunto y que requiere solución, pero precisamente un referéndum no soluciona ese problema, porque le da la razón a una mitad y se la quita a la otra mitad. Se enquista el problema y no se avanza, porque no es una solución para todos, sino sólo para una parte. Eso es lo que me ha llevado siempre a defender que la solución debe ser política y dialogada, buscando acuerdo y consenso amparado por la Constitución Española.

Por cierto, también es cierto que ese diálogo político en búsqueda de acuerdo y consenso hoy no es posible en Catalunya porque no hay interlocutores válidos en la Generalitat, y habrá que esperar a una nueva generación de líderes políticos catalanes , leales a la Constitución, que crean en el dialogo sincero y el respeto a la ley, que estén dispuestos a negociar para avanzar juntos pensando en el conjunto de a sociedad catalana, y no sólo en una parte.

El circo y el fracaso

Mientras tanto , y a la espera de que se produzca ese cambio.., que tiene que ser democrático, asistiremos a un circo de gestos , equilibrios y malabarismos, protagonizados por los diferentes partidos de un movimiento independentista fragmentado y debilitado , a favor y en contra de «la Crida» , en una lucha feroz por el futuro liderazgo del soberanismo en Catalunya, basado en la falsa idea o ficción de que la República independiente es posible porque el procés sigue vivo y el referéndum sigue siendo la solución.

El fracaso está asegurado, tanto en Catalunya y el resto de España , como en el conjunto de la Unión Europea donde han depositado el mayor volumen de sus esperanzas futuras. Ese movimiento fracasó en octubre de 2017 y no se ha querido nunca reconocer públicamente, a pesar de que las evidencias así lo han certificado.

Ante esto y por el momento sólo cabe la estricta aplicación de la ley , con todas sus consecuencias, fortaleza para resistir los embutes de la demagogia, el populismo y la incomprensión , y paciencia hasta que el sentido común se imponga de nuevo.

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