Por mucho que nos digan, por mucho dinero público que gasten en intentar convencernos, los catalanes no estamos condenados a tener siempre un gobierno independentista en la Generalitat. No me resigno a creer semejante maldición bíblica. Lo superaremos si nos lo proponemos.
ivimos un momento de especial trascendencia que nos sitúa a todos los políticos en un momento clave. No sólo nos estamos jugando el futuro de nuestro país, también el futuro de nuestra sociedad tal y como la conocemos. Por eso es importante la implicación y unión de todos los que no queremos una Cataluña separada de España.
El Partido Popular Catalán lo ha dicho en reiteradas ocasiones, la primera en septiembre de 2013. Alícia Sánchez-Camacho envió una carta a todos los partidos políticos para unir voces y esfuerzos, para hacer constar la voluntad de sumar una alternativa auténtica de gobierno en la Generalitat que posibilite la libertad, la convivencia y la concordia. Ni entonces ni ahora es momento de tacticismos ni de silencios calculados. Los que no queremos la independencia somos también protagonistas de la sociedad catalana, de una sociedad que mayoritariamente pero de manera discreta quiere seguir manteniendo los lazos comunes con el resto de España, que se siente orgullosa de la historia compartida y de los proyectos que tenemos por delante.
En este punto quiero celebrar que después de estos dos años, el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, haya rectificado y acepte ahora, desde el centro izquierda, formar una alternativa constitucionalista. Este gobierno alternativo es posible. No sólo con Partido Popular y C’s, el resto de fuerzas constitucionalistas serán bien recibidas.
Salvando diferencias ideológicas, tenemos que trabajar todos y ser capaces de concretar un planteamiento transversal abierto donde la ideología de centro-derecha también será necesaria. Sin duda. Quien plantee exclusiones y ponga el acento en las diferencias se equivocará. Quien busque protagonismos artificiales buscando rédito electoral se equivocará también.
El PPC propuso en su día y reitera hoy la voluntad de forjar un gran acuerdo por la convivencia y en defensa de la cohesión social. Un acuerdo abierto, participativo y plural, que nos una en todo aquello que compartimos. Este gran acuerdo se puede convertir en la única salida sensata a la situación en la que nos encontramos.
Enric Millo
Vicesecratario del PPC y portavoz en el Parlament