TESTIGOS DEL INTENTO – El golpe de Estado contado por los protagonistas que lograron pararlo

TESTIGOS DEL INTENTO – El golpe de Estado contado por los protagonistas que lograron pararlo

Reportaje de hoy en ABC en el que he participado – 03.02.2019

TESTIGOS DEL INTENTO 
El golpe de Estado contado por los protagonistas que lograron pararlo 
En este enlace puedes acceder a todo el reportaje

Os dejo aquí mi artículo en dicho reportaje 

Enric Millo, Exdelegado del Gobierno en Cataluña





«No fueron pocos los intentos que hice para convencer a Puigdemont de que no podía arrastrar al naufragio a Cataluña»


Diálogo constructivo para superar las actitudes excluyentes. Ésta fue la hoja de ruta que marcó mi etapa de delegado del Gobierno de España en Cataluña, desde noviembre de 2016 a junio de 2018. No fue tarea fácil la que me encomendaron el presidente Rajoy y la vicepresidenta Sáez de Santamaría, pero agradezco profundamente la confianza que me otorgaron para un reto tan complejo en momentos tan difíciles. Fueron los medios de comunicación los que bautizaron como «operación diálogo» los infinitos esfuerzos realizados desde el Gobierno de España para afrontar un desafío al Estado sin precedentes y evitar un desenlace indeseado. Desde mi inicio en el cargo abrí la Delegación del Gobierno de España a la sociedad catalana. Nunca antes se había vivido en el modernista Palacio Montaner, sede de la Delegación, una actividad tan intensa, tanta presencia de ministros, de colectivos sociales, económicos, medios de comunicación… Una «casa de todos» desde la que trabajamos sin cesar para que no se cumplieran las pretensiones independentistas de lograr la ruptura con España.
No fueron pocos los intentos que hice en persona con el entonces presidente Puigdemont para convencerle de que no podía arrastrar a Cataluña a un naufragio con las graves consecuencias que su irresponsable actitud podía acarrear al conjunto de la sociedad. Esa apuesta por el diálogo dentro de la ley quedó tocada, aunque no cesó, desde el momento en que el entonces presidente de la Generalitat hizo pública la convocatoria del referéndum ilegal para el 1 de octubre. La obcecación y reiteradas negativas de Puigdemont a desconvocar ese referéndum ilegal, sin ninguna garantía, sin ningún reconocimiento, y desobedeciendo claramente el mandato judicial, desembocó en una jornada de octubre para la que la escenografía independentista había desarrollado, sin escatimar recursos de todos los catalanes, todo tipo de artificios para teñir de falso realismo una actuación carente de toda la legalidad.
Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, tenían que cumplir con una orden judicial muy clara para evitar la celebración del referéndum ilegal, mediante la incautación del material electoral ubicado en los colegios, trabajaron con la profesionalidad y prudencia con la que siempre llevan a cabo su encomiable labor. El mismo 1 de octubre, con el objetivo de evitar problemas mayores, convoqué una rueda de prensa a primera hora de la mañana, en la Delegación del Gobierno, para pedir la colaboración ciudadana en el cumplimiento de la labor encomendada por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña a los cuerpos de seguridad, y posteriormente pedí claramente a Puigdemont que dejara de convocar a los catalanes a una falsa votación y de provocar mayor agitación entre los radicales que no permitían que la policía cumpliera la orden del juez. La respuesta del entonces presidente de la Generalitat fue convocar, mediante llamada pública, a la ciudadanía a «defender» las urnas y los colegios electorales enfrentándose a los cuerpos de seguridad para tratar de impedir el cumplimiento de su deber. Lejos de recuperar el sentido común, el presidente de la Generalitat y los principales promotores del secesionismo fueron los responsables de todo lo que aconteció aquel 1 de octubre al negarse a poner freno al cúmulo de despropósitos al que abocaron a miles de catalanes que, en la mayoría de casos de buena fe, siguieron creyendo en el engaño masivo del independentismo.
Ha llegado la hora de rendir cuentas ante la Justicia, quienes no huyeron cobardemente, y de hacer frente al cúmulo de ilegalidades de las que reiteradamente habían sido alertados de sus posibles consecuencias. La propaganda independentista se ha reactivado con fuerza ante este juicio y recurre de nuevo a la instrumentalización de los sentimientos teñidos de victimismo. Pero será la historia la que también algún día juzgará a las élites nacionalistas del grave deterioro que han provocado en la sociedad catalana, fragmentada en dos, y despreciando a más de la mitad de catalanes que no somos partidarios de la independencia. Llegamos al proceso al «procés» con una división añadida, la interna entre el independentismo que debe hacer frente a la justicia y el secesionismo de nuevo cuño que se esconde en cómodos hábitats europeos incrementando su ficticia actividad en favor de una supuesta república inexistente, para mantenerse siempre en el foco mediático.
Si de algo ha servido aquella intensa apuesta inicial por el diálogo, y la posterior determinación con la que actuó el Gobierno destituyendo a los que dieron el golpe contra el Estado de derecho y restableciendo el orden constitucional y estatutario, es que nuestra estimada Cataluña sigue formando parte de nuestra amada España a pesar de la fuerza rupturista que desde la ilegalidad han ejercido quienes ahora tienen que rendir cuentas ante los tribunales y quienes han huido de toda responsabilidad.



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